viernes, 11 de marzo de 2011

Más Japón y Menos Prozac

Lima, 12 de marzo de 2011,

Un terremoto sacude Japón y remece las estructuras de la tercera economía más grande del mundo. Fuera de la pena por una catástrofe tamaña, es difícil para mí ponerme en los zapatos ajenos y sentir el tipo de dolor que inspiran las tragedias cercanas. Tal vez a través de los ojos de mis amigos japoneses, a los que tendría que escribir correos. Sólo que, qué diferencia harían esos correos. Qué confort aportarían a quienes se despiertan a un país desolado, invadido por las olas, amenazado por catástrofes nucleares?

Será ese deseo de sentir compasión lo que promueve que piense cada vez más en Japón? O será la sensación de que podría haber sido víctima de la tragedia, que podría haberme afectado directamente a mí?

La mente es infinitamente capaz de crear teorías de conspiración. Me apavora cómo mi cerebro conecta libremente eventos sin la más absoluta relación y crea fechas claves, apocalipsis inminentes, momentos "cumbre" cuya inminencia parece infalible y que, luego, descarta fácilmente una vez que pasó el tiempo y las conexiones se deshacen como raíces secas al sol.

Uno de estos eventos ocurrió el 11 de setiembre del 2001, cuando estaba estudiando en Boston y salí de las aulas para asistir a cómo se quemaban y derrumbaban las torres gemelas. En ese momento, recuerdo que tenía en la cabeza la fecha estipulada por el libro "Las Dramáticas Profecías de la Gran Pirámide", que hablaba del 07 de setiembre del 2001 como la fecha en que los pasillos de la pirámide de Gizeh llegaban a su fin en pulgadas piramidales y donde, al encontrarse al final de la cámara del juez, el mundo llegaría a su fin y "el pueblo judío ya no sería más". Osea que era el fin del mundo. Juro que lo pensé por varios días.

Pues comencemos con la postergación de mi viaje a Asia. Quizás deba agradecerle eso a una cadena de casualidades que va desde la incompetencia de mis agentes de viajes a mi capacidad de convencimiento, que llevó a Raphaella a prolongar su visita a Lima hasta el sábado 12; por último, no puedo olvidarme de agradecer al multifacético pasaporte peruano (el único que porto) y a las arcanas instrucciones de solicitud de visa del consulado japonés, que consiguieron mudar mi voluntad de conocer Tokyo y lo que me fuera posible de la isla japonesa. En vez de eso, pasé varios días en el Norte del Perú. Eso sí, estuve frente al mar y escuchando las olas. Si me hubiera quedado un día más, habría sin duda tenido que evacuar del balneario, pues estábamos a pocos metros del mar.

De no haber ocurrido una serie de contratiempos, singularidades y cambios de opinión, es muy posible que ya estuviera de viaje y que, de acuerdo con mis planes originales, me hubiese dirigido como primer destino a Japón. Directo al hoyo del desastre. Dónde hubiera estado? Lo único que me habría consolado ante la inminencia de morir aplastado o arrastrado por tsunamis es que mi probabilidad de muerte en Japón habría sido minúscula. Como peruano y víctima potencial permanente de terremotos en formación bajo la placa de Nazca, mi probabilidad de morir temblando en tierra ajena está clasificada junto con la de morir por bala perdida en un desfile militar para veteranos recién llegados de campaña en Afganistán.

Pero vayamos al tema en cuestión. Ayer 11 de marzo soñé con una mujer que me dejó un nombre y un email cuya dirección electrónica no pudo finalizar. Mientras soñaba, la catástrofe de Japón acababa con 1,000 vidas. Por qué tenía que soñar con una Vanessa el mismo día de un terremoto de tal magnitud? Por qué no? Todos los días sueño y todos los días ocurren cosas. Simplemente, algunos días elijo conectar unos con otros y surgen teorías. En el sueño, era el fantasma de una mujer asesinada en los años ochenta. Acudía a mí para pedirme ayuda, para que fuera atrás de los responsables por su muerte.

Me dijo Vanessa.Castelli@...? Conforme dejaba el mundo de los sueños, la fuerza de su voz se disipaba y yo, urgido de la información necesaria para resolver el enigma, le preguntaba en un tono que bajaba cada segundo por las letras finales de su cuenta de email. De paso, cómo podría tener un email una mujer asesinada en los años ochenta? Contradicciones.

Pues me levanté de la cama que habíamos ocupado Rapha y yo regresados de nuestro periplo norteño y estaba con el sabor de su nombre en la boca y fui a coger mi laptop inmediatamente como si estuviera a punto de descubrir algo grande, conmovido por un impulso, queriendo saber, más que algo sobre la ficticia Vanessa, algo sobre mí. Por qué dentro de mí podría gestarse un nombre que no tiene nada que ver con mi vida? No conozco a ninguna Vanessa Castelli. Qué relación podría tener mi subconsciente en ebullición con la realidad externa de una tal Vanessa Castelli? Aún no sabía nada de Japón.

Buceé por entre los pulposos brazos de mis redes sociales y pasé por el gran oráculo de Google, que todo lo sabe y al cual deberían erigir estatuas y templos, dios de nuestra época al que acudimos ante cualquier problema o duda y que casi siempre acaba con una página de Wikipedia.

Aparecieron varios links de Vanessa Castelli. La primera es una astrónoma. No sé si viva o muerta, pero pertenece al Instituto Nazionale de Astrofísica di Trieste. Figuran a su nombre varios artículos. Una mayor investigación me llevan a una gordita de nombre Vanessa Castelli vía Facebook, pero ella no parece ser una astrónoma. Tiene rostro y gustos musicales de astróloga.

Un site Orwellesco que se llama 123People me dirige hacia varios destinos donde aparece Vanessa Castelli, 33, New Hampshire, Vanessa Castelli dos Santos en Brasil, algunos videos de muy mal gusto publicados en You-Tube por otra Vanessa Castelli, una adolescente italiana con un evidente deseo de figuración. No parece haber las más mínima relación. En Facebook, puedo contar 38 Vanessas y ninguna que tenga lo más absoluto que ver conmigo. No comparto un solo contacto con ninguna de ellas. Vanessa Castelli es un nombre absolutamente ajeno a mi vida.

Por qué esta obsesión? Por qué continuó procurando una relación con una tal Vanessa? Se trata de un estúpido sueño. Pero mi mente está ansiosa por encontrar una conexión. No cree posible que haya podido despertar habiendo soñado con algo completamente inútil. Y, por fin, recorriendo de arriba abajo las páginas de internet en busca de un motivo que me conecte con Vanessa Castelli, mi mirada se posa sobre una nota en rojo que figura debajo de la página de Google.

"Alerta de Tsunami en todo el Pacífico luego de devastador terremoto en Japón".

Las imágenes me dejan boquiabierto. Más de un año después de la alerta de Tsunami que me agarró en plena madrugada al borde del mar, ahora la catástrofe me agarra en la cama luego de una pesadilla, buscando un punto de conexión con el mundo de los sueños. Mi cabeza no pierde la oportunidad de trazar conexiones. Qué relación podría tener Vanessa con el terremoto? Será que el espíritu de una de las 38 Vanessas que figuran en Facebook se desdobló y se apareció para advertirme de la destrucción inminente?

Entonces pienso en Vanessa Castelli, la astrónoma. Y descubro en Facebook a través de un video publicado por mi amigo Manolo que hay teorías de que el terremoto de Japón fue causado por la interferencia en la órbita de la tierra de un cometa llamado Elenin. Me pongo a ver estos videos y me sumerjo en un universo de teorías de conspiración. De pronto, el mundo está en peligro inminente y a punto de acabarse. Cómo podemos vivir tan tranquilos con el fin tan cerca? La respuesta es evidente para los responsables por las publicaciones. Los gobiernos y sus controladores no quieren que sepamos la verdad.

Diversos videos publicados entre setiembre del 2010 y febrero del 2011 anuncian eventos cataclísmicos entre el 11 y el 15 de marzo del 2011 y trazan paralelos entre la órbita de Elenin en febrero del 2010 (cuando ocurrió el terremoto de Chile) y el actual. Si no sabemos de esto, es porque han silenciado a Alex Jones o porque los Illuminati necesitan mantenernos en la ignorancia sobre el final de los tiempos. En fin, el por qué no puede encontrarse al cometa Elenin en la página principal del site de la NASA podría volver más loco a cualquiera de estos creyentes si no fuera porque, para ellos, las grandes verdades no circulan en los medios de comunicación masivos ni son motivo de discusión en los foros públicos de los gobiernos e instituciones que deberían velar por nuestro bienestar interplanetario.

Los videos me bombardean con información que es imposible verificar. Hablan de un cometa Elenin, de un planeta constituido por materia oscura llamado Nibiru que se acerca peligrosamente a la tierra. Establecen a través del vocablo "Ning" un paralelo con el relato de Gilgamesh, con la figura pre-hebrea de Noé y con los anteriores cataclismos terrícolas. Hablan de Alex Jones, de experimentos para controlar el clima, de extinciones masivas. Un verdadero universo paralelo. Estamos cerca del fin del mundo entonces? Van a confluir Elenin, Nibiru, el calendario maya, la gran Pirámide y todas las profecías en un gran finale entre el 2011 y el 2012? Ocurrirá una extinción masiva producto de un cambio en la inclinación del eje terrestre? Mi cabeza está empeñada en relacionar este evento apocalíptico que se anuncia por internet a la astronomía, que es la profesión de una tal Vanessa Castelli que figura en el Instituto Nazionale de Astrofísica de Trieste y con la cual soñé (sólo que en el sueño se trataba de una mujer peruana asesinada en los años ochenta, pero que tenía cuenta de email).

Lo que más me preocupa es cómo he podido invertir tanto tiempo en esto. En vez de emplear la palabra "invertir", tal vez deba referirme a este esfuerzo como a una "pérdida de tiempo". Existen tantas Vanessas Castelli. Qué vínculo existiría entre Vanessa Castelli, Japón, la Astronomía y los diluvios y extinciones masivas amenazantes del planeta Nibiru que anuncian muchas voces por internet?

No encuentro ningún link sobre Elenin que provenga del site de un laboratorio, observatorio o institución espacial que pueda considerar seria. Lo que he visto en Youtube sólo puede alarmarme cuando pienso en la cantidad de personas que tuvieron sueños extraños el 11 de marzo (somos más de seis billones de personas) y que crearán leyendas urbanas mucho más coherentes y perdurables que la mía. Alguna de ellas tal vez llegue a comandar seguidores y fundar religiones. Me imagino que miles de personas se levantaron de sus camas el 11 de marzo y revisaron sus correos, exploraron la web y leyeron los periódicos en busca de señales que conectaran sus sueños reveladores con la catástrofe acontecida.

Y empezaron los emails y las publicaciones y de pronto surgió en pocos minutos la teoría de un cometa que alteró la inclinación de la tierra y causó terribles terremotos. Es probable que existan videos sobre catástrofes fechados con cada día próximo de los próximos 100 años. De esa manera, cuando ocurra una catástrofe, siempre habrá una predicción que se ajuste ex-post al desastre, y siempre habrá un soñador, como yo, dispuesto a elaborar las más absurdas conclusiones.

Vanessa Castelli, donde quieras que estés, espero que esta vez pruebes que estaba equivocado y que sí existen las coincidencias siderales. Quisiera sentirme, por una vez en la vida, especial, con poderes de dimensiones galácticas. Quisiera ser bendito, contar con "foresight". Ojalá y me escribas pronto y me envíes tu ensayo sobre el cometa Elenin, próximo a ser publicado. Ojalá antes del impacto con la tierra y del comienzo de las catástrofes, para que podamos hacer algo al respecto. De lo contrario, en los próximos días te olvidaré y serás un blip más de mi mente ansiosa por alcanzar lo que Allen Ginsberg llamó de heavenly connection to the machinery of night.

Me diré que, aún habiendo programado Japón en mi itinerario, lo más probable es que no hubiera estado ahí el día 11. Y, de haber estado ahí, cuál hubiera sido la probabilidad de que me encontrase al borde del mar a punto de ser azotado por las olas? No, los chances eran muy bajos como para que pueda darle un peso relevante a la memoria de Vanessa, esa mujer fantasmal de cabello castaño claro y peinado ochentero.

Intercambié un maremoto en Japón por unos días en Máncora y me salvé la vida. Si eso lo percibió mi cuerpo a través del colectivo inconsciente de los seis billones de personas, y si ese colectivo se manifestó con el nombre de Vanessa Castelli en mis sueños, pues no lo sé. En todo caso, la estadía en el norte no estuvo privada de casualidades. Y qué casualidades. El auto que alquilamos era un SUV marca Mahindra que pertenece a la empresa "Maremoto". Osea, que anduvimos por las terrosas veredas de Vichayito con nuestro propio maremoto entre las piernas.


Martín

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